Muchas imprecaciones, arrebatos y quizá por ahí, alguna idea que valga la pena

lunes, abril 30, 2007

Héctor


Cierto es que uno no está preparado para cosas así. Quienes uno admira viven muy lejos de nosotros o su lejanía ya traspasa las meras distancias geográficas. Siempre se carga con esa secreta nostalgia de tantos conciertos en los cuales no se estuvo y los tantos que vendrán y que no nos tendrán entre sus filas de poseídos asistentes.

El jueves 26 tuvimos una recompensa grande. De una forma sorpresiva, íntima y jubilosa. Uno de nuestros grandes volvió a la remecernos; como un titán, con la fuerza de cuatro mares nos envolvió en una explosión eterna de talento y valentía.

Héctor Sepúlveda, quien durante los sesenta lideró la mejor banda de rock chilena de la era, Los Vidrios Quebrados, se subió después de mucho tiempo a un escenario y abrochó una memorable sesión de música rocosa, curtido por conocer tan bien la magia de su inseparable guitarra y con el espíritu de la adolescencia corriendo desatado por su alma.

Fue en un bar de Providencia, con un público dividido entre cercanos –grandes como Willy Morales y Silvio Paredes- y gente interesada en este regreso casi mítico, y otros parroquianos para quienes lo que se cocía en el escenario era tan sólo cuestión decorativa.

Héctor Sepúlveda, al frente de un trío poderoso, a lo Cream, a lo Hendrix, Experience, conmovió no sólo con su destreza imparable sino sobre todo con esa capacidad de enhebrar melodías en el lugar que sea y con el estilo que se le venga en gana.

Estuvieron presentes todos los manierismos del blues. Todas la formas, todos los secretos fueron revelados. Maestría.

Esa juventud intacta que aún remece a este hombre de 62 años, listo para una nueva aventura, listo para una nueva canción que necesitará siempre un público conmovido que diga, Héctor, estás nuevamente con nosotros y qué bien nos sienta esto.

martes, abril 24, 2007

Love Da Capo 1967


Con la muerte de Arthur Lee, a mediados del años pasado, surgieron miles de palabras de reconocimiento y alabanza a acerca del legado magnífico de su banda madre, Love. Todos los emotivos agradecimientos se dirigían, no era difícil suponerlo, hacia Forever Changes, esa pieza sencillamente única e incomprensiblemente majestuosa.

Hubiese sido necesario también, acercarse a los otros álbumes que compusieron la parte más notable de la vida musical del “primer negro hippie”. Los dos discos anteriores a Forever Changes, Love de 1966 y Da Capo de principios del año siguiente, muestran por qué el grupo de Lee y Bryan MacLean eran la sensación absoluta en Los Ángeles y el conjunto más promisorio del sello Elektra. En fin, aún no era tiempo de los infortunios y depresiones que llevarían a Lee por un despeñadero personal casi sin vueltas.

Como segundo elepé, Da Capo, es la consolidación de una agrupación que combinó jazz, pop, garage, blues, sonidos latinos, folk con soltura maestra y cubierto por ese misterioso aire de melancolía, a veces rabiosa otras apacible, de un músico que pareciera siempre estuvo encerrado en esa idea, que decía su canción, de “sentado en la ladera del cerro, mirando la gente morir; me sentiría mucho mejor del otro lado”.

Love Da Capo 1967

martes, abril 17, 2007

The Zombies Odessey and Oracle 1967


Muchos recuerdan este grupo como los “one hit wonders” que parieron en 1965 una de las canciones más memorables del beat británico: She’s nos There. Con este tema The Zombies iniciaron una carrera de manera inmejorable; refundaron un estilo al calarle dosificadas cantidades de jazz, convirtiendo la pieza en un manjar irresistible. Número uno a ambos lados del Atlántico, fue un debut auspicioso que nunca pudieron igualar en términos comerciales.

No obstante, el grupo ha fue mucho más allá y marcó a fuego su nombre entre los actores más relevantes de la escena psicodélica británica. El punto en que salieron disparados hacia la inmortalidad es Odessey and Oracle. Muchos han visto en este álbum el cruce bendito de la magia prístina de Pet Sounds y el vigor mercurial del beat de Rubber Soul. En cierto, y no lo es menos que este disco perdura gracias a esa atmósfera nocturna y melancólica en que la dulce voz de Colin Blunstone se superpone con delicadeza a una instrumentación jamás excesiva, controlada en su insondable calidad.

Detrás de estas doce sobrecogedoras canciones estuvieron dos pequeños genios del pop inglés: Rod Argent, teclista y Chris White, ocupándose en el bajo.

El álbum tuvo escasa repercusión, salvo el single Time of the Season; inclusive fueron los mismos Zombies quienes financiaron la grabación. Mecenas de última hora fue Al Kooper quien aconsejó al sello Columbia comprar los derechos del disco y así publicarlo en Estados Unidos.

Experiencia de inmaculado regocijo….


The Zombies Odessey and Oracle 1967

miércoles, abril 11, 2007

Red Crayola Parable of Arable Land 1967


Y, bueno, los Velvet Underground no estaban solos. En los extrarradios de la eclosión psicodélica, aparecieron varios tipos con ideas musicales incómodas para cualquier contexto. Sonidos que aún hoy cuesta descifrar pero de cuya influencia panorámica nadie duda.

Red Crayola es ahora, a más de cuarenta años de su formación, un mito en lo que respecta a entrar por donde nadie lo hace y mirar las cosas vueltas del revés.

Y en 1967, esta banda alter ego de Mayo Thompson, se enmarcaba dentro del mismo mundo paralelo. Su primer disco Parable of Arable Land es una muestra mágica y reconfortante de independencia y genialidad.

Al escuchar aquellas canciones fracturadas e inasibles uno piensa si Tom Verlaine de Televisión se habrá topado con el disco en alguna feria de las pulgas o si David Byrne comenzó su trayectoria haciendo versiones de los Crayola. Quién sabe y qué importa.

La banda fue parte de una camada de grupos que grabaron para el sello Internacional Artists, casa disquera ubica en Houston. Sus compañeros de escudería más importantes fueron los lunáticos de 13th Floor Elevators. La publicación del álbum generó escasa repercusión, la historia de siempre.

La edición del álbum que se coloca a disposición de los blogonautas es oficial pero aún así está tomada de un vinilo. Vaya a saber uno dónde está ese máster…. Sin embargo, de una manera u otra, esto refuerza más la certidumbre estar oyendo uno de los secretos mejor preservados de esa época generosa.


Red Crayola Parable of Arable Land 1967

lunes, abril 09, 2007

Rolling Stones Between the Buttons


Año particularmente raro fue 1967 para los Rolling Stones. A los líos con la justicia, Jagger Richards y Jones pasaron algún tiempo entre rejas por posesión de drogas, súmenle que en lo musical el grupo pasaba por su fase más tumultuosa. Ya desde Aftermath, la banda tuvo el valor de dar un paso hacia adelante, aflojando el canon rythm & blues y permeando su obra a sutilezas y encantos que no dejan de sorprender.

Sus dos discos publicados en 1967 provocaron particular estruendo. Ya los Rolling Stones no parecían tan cómodos en su perfil de misóginos malhumorados sino que parecían poco a poco extrañamente interesados por esas tendencias secretas que germinaban en el Reino Unido. Sí, es claro que Brian Jones tuvo más que una opinión en el desarrollo del grupo por entonces.

Y es así como llega Between the Buttons en abril del 67. Precedido por dos singles apoteósicos: Let’s spend the night together y Ruby Tuesday.

Un álbum encantador, por ahí hasta –paradójicamente- cándido, lleno de talento, ideas grandes y canciones fértiles en texturas. Si este disco fue denostado años atrás, ya ahora se alza sin rubor como uno de los registros de los más vigorosos y elegantes firmados por el grupo. Próxima parada en el recorrido Stones, una locura de aquéllas: Their Satanic Majesties Requests.


Rolling Stones Between the Buttons 1967

miércoles, abril 04, 2007

Traffic Mr. Fantasy


Steve Winwood fue el niño prodigio de la música inglesa en los sesenta. Era un genio en su regla. Multiinstrumentista, dotado con un apabullante registro de contratenor con derivaciones soul, ya a los quince años lideraba a los Spencer Davis Group, uno de los grupos más importantes de la escena de rythm & blues británica.
Como todo en aquellos años, la madurez, los deseos de buscar nuevos territorios, sobrevolaron prontamente sobre Stevie. En 1967 decide formar un nuevo grupo que diese cabida a estilos musicales diversos, una ejecución exigente y por sobre todo, a canciones de material y belleza inasibles. Este fue el comienzo de Traffic, su legado más notable.
Junto a Jim Capaldi, Dave Mason y Chris Wood –percusiones, guitarra y sitar, y vientos, para precisar- funda lo que algunos llamarían odiosamente supergrupo. Aquí preferimos llamarlo momento y lugar indicados para artistas inquietos.
Durante el 67 Traffic publicó dos singles espectaculares: Paper Sun y Hole in My Shoe, piezas emblemáticas del Swinging London. Algunos meses después, diciembre específicamente, el grupo desembarcará con el memorable Mr. Fantasy, donde el jazz, soul, blues, sonidos orientales y el pop lisérgico juegan con una soltura inaudita.

Bendita inspiración, esa es la verdad


Traffic Mr. Fantasy 1967