Muchas imprecaciones, arrebatos y quizá por ahí, alguna idea que valga la pena

jueves, octubre 25, 2007

A Gift from a Flower To a Garden


Y aquí está Donovan Leitch. Superestrella de los años sesenta por derecho propio.
Aún sorprende que haya muchos que vean al autor de Sunshine Superman como uno de los grandes damnificados del flower power; su excesiva fe en el triunfo de la música y la hermandad de los hombres, en suma su ingenuidad, lo mandaron al baúl de los artefactos sin trascendencia. Absurdo.
El legado de Donovan se palpa en la obra de muchos músicos posteriores. Ya en los sesenta, con la aparición de Nick Drake; en ese revisionista maravilloso que es Robyn Hitchcock; en el disco Mutations de Beck; en Belle & Sebastian y toda esa hornada del llamado pop de cámara.
Y en sus años de gloria, Donovan se echaba al hombro cualquier proyecto. En 1967 publicó nada menos que tres discos. El primero de éstos fue A Gift from a Flower to a Garden; álbum doble que compilaba dos experimentos opuestos vinculados a sus predilecciones. La dos primeras caras se llamaron Wear your love like heaven y son el testimonio pop de un Donovan relajado en una camada de temas elegantes y vaporosos.
El segundo momento, una suite de inspiración infantil, titulada For Little Ones. Acústico, reflexivo y evocativo.
Uno de los compositores más importantes de la era psicodélica y, por qué no decirlo, un folk-singer al que el tiempo no le pasará por encima.


Donovan A Gift from a Flower to a Garden 1967

viernes, octubre 19, 2007

Everything in its right place


Estas últimas semanas han sido gratificantes para la música popular. La dignidad retorna y nos reconfortamos con la jugada maestra de quizá los más grandes. Se ha hablado con suficiente profundidad acerca de los alcances de la decisión de Radiohead de colocar su último álbum, In Rainbows, en su website a disposición de quien pagase una cantidad absolutamente discrecional por el nuevo elepé. Una acción que demuestra valentía, lucidez y, por sobre todo, inteligencia para afrontar las nuevas encrucijadas por las que atraviesa el mercado musical.

Sin embargo, aún queda mucho por hablar acerca del álbum y su valor, su sonido y propuesta que siguen siendo, gracias Thom, una auténtica maravilla.
In Rainbows podría ser algo así como las tensiones liberadas en Kid A, ahora retomadas, eso sí, con el prisma de íntima desnudez de The Bends. Estás todos los triunfos de aquel disco desconcertante aparecido en el 2000 y sus momentos de inconsistencia dan paso a canciones que sólo tienen una inmensa emocionalidad que crece a cada acercamiento.
Lo que más impresiona es que Radiohead sigue siendo insuperable a la hora de prestar oídos al extraño y arrítmico desasosiego vital, traduciéndolo en un música que ya no puede calificarse más con estrechez como depresiva, sino simplemente conmovedora en su capacidad para sobrecoger nuestros espíritus.
Siguen estando al frente de todos y su talento es un orgullo total. Bienaventurados.

Radiohead In Rainbows