Muchas imprecaciones, arrebatos y quizá por ahí, alguna idea que valga la pena

martes, agosto 14, 2007

El amor y otros estupendos crímenes


Y antes que pase más tiempo y lo que se diga en estas líneas parezca aún más extemporáneo y poco agradecido, la muerte de Lee Hazlewood merece un par de reflexiones.
Implacable. Hazlewood fue un genio y eso se manifestó en algo demasiado simple e inalcanzable : sin su aporte la música pop norteameicana hubiese rengueado por las calles provocando lástima.

En su bizarra mente, el country, el folk y hasta el tin pan alley se imbricaron en una mezcolanza siempre exquisita, a veces estrafalaria y otras dulcemente vampiresca. Fue algo así como un Johnny Cash con menos Jesucristo y más whisky; o un Leonard Cohen de espíritu carnavalesco.
Sus maneras de crooner, nunca descompuesto y siempre sugerente. Autor de canciones que se las ingeniaron para destilar una excitante mezcla de lujuria fastuosa y refinada decadencia.

Y, esperemos que esto pase rápidamente, su nombre ha sido a lo largo de los años más conocido que su música, ésta muchas veces dispersa, inhallable y disponible solo en registros de pésima calidad sonora.
Cómo no despedir con todos los honores a un tipo cuya obra no sufre mella en su singularidad magnífica. Tengan a bien esta recopilación que representa los momentos más luminosos de Lee por allá en los sesenta. Esas botas sí se hicieron para caminar y muy fuerte.


martes, agosto 07, 2007

Tim Buckley Goodbye and Hello


Tim, padre de Jeff. Ambos compartieron una inmensa expresividad, una emocionalidad inaudita. Y, también claro, ambos truncaron su vida bajo el esquema de los clichés más deleznables del rock. Bueno, a lo que nos convoca.

Tim Buckley construyó un cuerpo artístico soberbio, jamás tópico, tras la búsqueda de nuevas dimensiones sonoras; siempre conmovedor en una forma de entender la música que sólo él, su hijo y el león de Belfast, Van Morrison, han rondado.

El álbum Goodbye and Hello, publicado a mediados de 1967, es su primer gran momento, después de un encantador debut en clave folk rock fechado un año antes.

En este magnífico disco, Tim navega con soltura genial por los confines del folk-rock, el jazz y la psicodelia, proponiendo una agridulce belleza que aún no conoce deslave.