Muchas imprecaciones, arrebatos y quizá por ahí, alguna idea que valga la pena

lunes, junio 19, 2006

Geniusvisions


El soul, ese milagro rítmico, heroico y febril, que un buen día se le ocurrió parir a un señor de señores llamado Sam Cooke, tuvo en Stevie Wonder y -con el permiso de otros señeros bastiones- a su último y más ambicioso genio.

Si durante los años sesenta, gente como Aretha Francklin, Otis Redding, James Carr y James Brown se dedicaron a moldear un género que escupía incansablemente pasión, entrañas y elegancia a partes iguales, la consumación de Stevie Wonder como hombre-obra a partir del comienzo de los setenta, supuso la transformación definitiva de un género que expandió sus alcances hasta los confines de la música popular.

Si hay alguien dentro de la música afroamericana que pudo guardar parangón con la gesta de Stevie, ese es Miles Davis. Al igual que su partner llevó el jazz a beber de las fuentes del rock, Wonder construyó una visión del soul que ética y estéticamente renovaba en el punto justo una música que de no ser por él hubiese sucumbido a la autoreferencia y a un anquilosamiento decadente.

Los trucos del pequeño Stevie.
Ya es historia conocida que a los once años Stevie Wonder ya asombraba con sus trucos musicales y que Berry Gordy, regente del corral Motown, no demoró un tris en llevarse al chiquillo a su factoría discográfica. Jugada maestra. Los hits que Little Stevie donó a su codicioso jefe fueron al menos quince durante la década y pusieron a Little Stevie como un generador fulminante de joyas pop, pero permaneciendo aún como una cara amable con un talento que estaba a puntos de ebullir y destapar la olla.

La música de mi mente
La motivaciones de Stevie, su denodada búsqueda, sus profundas convicciones políticas produjeron el quiebre con Motown en 1970. Wonder no era The Marvelletes ni The Supremes: quería tener el control de sus álbumes y de su mensaje, por lo que de ahora en más produciría sus discos independientemente y vendería sólo los derechos de distribución al desde luego iracundo Gordy. La travesía posterior es el notable relato de una expresión de brillantez y suprema capacidad casi única en la música popular. A continuación tres discos que marcan la hoja de ruta de Wonder durante su época dorada.


Music of My Mind 1971. Y se hizo la luz y Wonder vio que era bueno.....

La intro patea y fuerte. Pulso de funk, fuzz, vocoder y sintetizadores. Loving Have you Around muestra que esto tiene olor a Rubber Soul; dejamos el negro y nos vamos al technicolor. Wonder inicia el juego con su paleta donde caben con soltura inaudita el gospel, la psicodelia, el pop FM, el soul estándar, Hendrix, Hancock y McCartney. Aturde que tras todo un amasijo de experimentación haya canciones tan sólidas y conmovedoras como la que cierra el álbum "Evil".







Innervisions 1973. El Karma de venir del Ghetto.
Es una aberración y herejía imperdonable no citar "Talking Book" pero no hay problema en poner la cabeza. "Innervisions" es y será la obra maestra absoluta de Stevie. Llevándolo a terrenos dylanianos si Music of My Mind es "Bringing it all Back Home", Innervisions es "Highway 61". Testamento de estilo y concepto. "Living for the city" ya muestra que Wonder no tiene miedo de declararse un activista pro derechos civiles de sus "brothas" por medio de un funk retorcido y quemante. "Higher Ground", otro superéxito, fija su creciente afiliación espiritual -aunque los suspicaces han visto en eso de alcanzar el piso más alto una referencia no tan velada al uso de drogas alucinógenas. No debió ser raro que muchos le preguntasen qué fumaba por entonces al toparse con surcos como éstos. Disco reformista y rupturista que, como de costumbre dejó la vara muy alta a quienen quisieron seguir sus enseñanzas. Música musculosa hasta debajo de las cejas.



Songs in the Key of Life 1976. Con afán de encilopedista
Su despedida del Olimpo tenía que ser a lo bestia. Discos doble, 21 canciones, en una suerte de todo lo que quiso escuchar de Stevie Wonder y nunca se atevió a pedirle. Están todos los asuntos: el romanticismo ingenuo pero honesto, las reyertas raciales, la decandencia del ghetto, la confianza divina. Y están todas las caras del genio. Su pop edulcorado pero jamás sin sofisticación; saludos al jazz fusión; soul y funk con ingredientes pop. No dijo nada nuevo así que sólo alcanzó a entregar un disco perfecto.

6 Comments:

Blogger Ernesto Salgado said...

¡¡Ya poh Johann!! ¡¡Pare con la steviewonderdependencia pa' que pueda separarse una semanita de sus discos Y ME LOS PRESTE!!

Afectuosamente,

Ernesto.

P.D. Estoy bajando (a paso de tortuga) los que menciona en su artículo. ¿Hay otros que recomienda?

8:38 p. m.

 
Blogger Johann Sebastian Mastropiero said...

Se los presto gustoso la próxima vez que nos veamos. O mejor aún, le hago una copia. Comience por esos tres. Otros discos muy recomendables son Talking Book y Fulfillingness' of first finale; el primero de 1972 y el segundo de 1974.

10:08 a. m.

 
Blogger Payayita said...

Me encanta Stevie. No soy experta en él; hay muchisimas canciones que desconozco, pero por ahora la que me cala hondo y no por experiencias personales es "Lately". Gracias por su articulo, caballero. Don Ernesto acertó en su recomendación.
Saludos,
P.

1:08 a. m.

 
Blogger Payayita said...

Se me olvidaba! Tb me fascina "You are the sunshine of my life", prefiriendo por sobre Stevie las versiones de Frank Sinatra y Ella Fitzgerald (por separado, no la cantan juntos)

1:24 a. m.

 
Blogger Ernesto Salgado said...

¡Que así sea! Usted me copia unos discos de Stevie Wonder, y yo le pirateo una películas de interés. A intercambiarse la próxima vez que nos veamos

11:18 p. m.

 
Blogger Johann Sebastian Mastropiero said...

Sí, desde luego, le haré una copia estimado Ernesto y así usted podrá diseminarla con generosidad entre sus camaradas. Gracias por su visita señora Payaya, me he topado con usted en el espacio de Tito Salgado.

9:45 a. m.

 

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