Muchas imprecaciones, arrebatos y quizá por ahí, alguna idea que valga la pena

miércoles, abril 05, 2006

El Bocazas de los atormentadores ataca nuevamente



Desde 1988 el revuelo y la expectación han sido iguales cada vez que Steven Patrick Morrissey ha decidido salir de su suntuosa hibernación para mostrarnos una vez más su peculiar mundo de elegancias, aversiones, pasiones y culpas. Nadie escatima la legión de fanáticos de Morrissey a lo largo del mundo; porque quien sigue a Morrissey está menos cerca del melómano y más próximo del feligrés que semana a semana reza al dios de su credo. Una efémeride del 2006.

Lo extraño es que con casi 20 años de carrera a cuestas, Morrissey sigue concitando la atención por cada una de sus entregas discográficas, ya no por la calidad de sus discos -él se ha encargado de bendecir cada elepé recién publicado como su definitiva obra maestra- sino por su consagración como rara avis de la música popular: un tipo que tanto es un crooner de satén un poco iracundo, un poeta de las tenues bellezas de la adolescencia o un predicador flagelante de las desventuras del mundo.

Morrissey es aún una especie única y a él sólo le basta mantener en forma su enganaje de antojadizas predilecciones y todos seguiremos atentos a su mirada.

Sobre Ringleader....
Aún no he escuchado el disco, pero hay ya comentarios que topan en las misma bisagras. Al menos el single "You Have Killed Me" no envolvía corrosivamente como "Irish Blood, English Heart", sencillo de "You Are The Quarry". Primer signo de preocupación.

Morrisey buscó lanzarse a lo grande -cada vez más se perfila como un crooner de ya explícitas cercanías con Sinatra o Bennet- y se acercó a colaboradores excepcionales: Tony Visconti, productor del David Bowie más febril y dramático -el mejor, sin duda- de principios de los setenta y Ennio Morriconne, una de las cinco figuras más importantes de la música popular del siglo pasado al servicio de bandas de sonido cinematográficas.

Las ambiciones fueron más allá. Mozzer se fue Roma para buscar nuevas musas y cambiar el aire doliente y enojoso que le producía Los Angeles por no decir Londres que ya hace mucho no figura en los papeles del bardo. Trompetería completa para lanzar un disco que, no es menor, sucedía a su mejor álbum desde el intimista Vauxhall and I desde 1994. Sí, porque You are the Quearry, y aquí reconozco mi temor, ganó por consistencia y demostró que Morrissey funciona mejor cuando trabaja con modestia -en lo musical- y guarda su megalomanía sólo para los textos. Porque "You Are The Quarry" representa quizá lo mejor que Morrissey puede seguir dando. Un disco directo, llano y repleto de canciones sin fracturas. Así bien, Mozzer ahora se nos ha embriagado y desea mostrar que su carrera puede tomar rumbos más exquisitos y clasicistas.

¿Por qué vale la pena seguir escuchando a Morrissey?
Se diga lo que se diga, Morrissey ha alcanzado estatura de intéprete clásico. Poco importa su calidad de registro vocal o si, claro, hay muchos más crooners que se las apañan mejor que él. Morrissey y he aquí su gran diferencia con cualquier músico de rock, ha construido un mundo al que nos ha invitado a conocer una y mil veces, sin rubor alguno. Un universo donde caben por igual y en el mismo sitio la reina de Inglaterra, la imposibilidad del amor, el respeto al medioambiente, la misantropía, la lucha de clases y la melancolía adolescente.

Con gusto ha asumido el papel de exhibicionista, suscita rumores y los desmienta a medias, dice lo que se le viene en gana, reivindica lo que esté de humor hacer y ataca con furia las perversiones y malos gustos de turno. Sin embargo todo el entarimado se mantiene y no se viene abajo simplemente porque Morrissey aún nos parece convicente. Ya sea por carisma, ingenio, fino humor o su veleidosidad, Morrissey todavía es hombre vigente en la escena de la música rock . Ya sea predicador, fetichista o poeta maldito, da igual. Cómo alguna vez dijo "Siempre he sido honesto contigo, a mi extraño modo". A su salud.