Muchas imprecaciones, arrebatos y quizá por ahí, alguna idea que valga la pena

martes, marzo 28, 2006

La importancia de ser raro y tener carácter (y talento) para decirlo





La estética no importa, la verdad es que nunca importó mucho. Lo que cuenta es el carácter, la personalidad, la capacidad de hablar fuerte; tener un punto de vista revelador. Mostrar que todo vale. En cosas de música no son pocos los ejemplos de mamarachos que han pateado el tablero -y el trasero- con solo reinterpretar desde sus afiebradas humanidades algún que otro acorde con solo la autoridad de ser un ser humano diferente, muy diferente mejor sea dicho.

Quien redacta estas líneas escucha por estos días el debut discográfico de la fundamental banda nortamericana Pere Ubu, "The Modern Dance", lanzado en 1977. No deseo entrar en precisiones biográficas y solo agregaré que los Ubu partieron a mediados de los setenta y que como todas las bandas nortamericanas que han valido la pena y que han influido en lo venidero, nadie los valoró en su momento y sólo fueron vistos con un número raro, excéntrico de punk intelectual; perdón, el periodismo le llama art-punk, siutiquería obliga.

¿Qué es lo que transformó a Pere Ubu es un grupo consignado como soberbio y parte del canon del rock experimental más lúcido de las últimas dos y medio décadas. Su música, no, humildemente creo que no. Television, por nombrar otro grupo de "art-punk-new wave", publicó su primer disco el mismo 77 y su música suena mucho más fresca, angulosa, abrumadora y preparada que la de los Ubu.

Así bien, lo que despierta la atención en los estadounidenses es el irresistible encanto que derraman en sus oyentes, el cual proviene de zonas secretas y nebulosas, mucho más allá de la anécdota de cuán inventiva es su desconstrucción del legado de garage, r&b y vanguardia que hay en todas las bandas gringas.

Es algo informe e inmaterial, casi indescriptible. Digamos que los Ubu son unos tipos raros, unos tipos muy extraños -vean esas fotos con la mirada extraviada y desbocada del líder del combo, el obeso David Thomas, con su diminuto bigote- que ya ni siquieran parecen músicos de rock sino coleccionistas de soldados de plomo, historietas y cómics pésimos, de inhallables vinilos de country y polka. Celadores de residuos pop insólitos que sólo un obseso, un auténtico marginal estaría dispuesto a recopilar.

La música de Pere Ubu trasunta ese tufo enfermizo, disfuncional, nerd finalmente, en el sentido último del término, como un adolescente atrapado por pasiones insociables y asfixiantes. Sus canciones suenan todas y cada una como una declaración de principios urgente; "he estado mucho tiempo en el subterráneo y necesito decirles esto, aunque les importe un pepino"parece ser la glosa de su obra. Y, claro, el mensaje intoxica ya que está colmado de extrañeza y enigmas y ya ni siquiera se conforman con eso, sino que infiltran un sentido del humor no sólo cáustico sino excesivo y grotesco.

Davis Thomas no canta como ser humano en sus cabales; él representa fielmente su papel: su cabeza se ha destapado y sus pensamientos van a la desbandada. Lo sentimos nervioso, diría neurótico, le incomoda el público pero a la vez surge en él un exhibicioismo patético que lo hace dar el máximo en su cruzada de desconcierto.

Cuando uno ha terminado de oír un disco de los Ubu, ya casi nadie se acuerda -por lo menos yo no recuerdo- la calidad de sus guitarras, sus arreglos o cuán buenas eran las canciones. Sólo vuelven una y otra vez a mi cabeza los fraseos espasmódicos de David Thomas, de su impresionante y desequilibrada voz. No lo he visto en vivo pero imagino que sería la gloria y la epifanía ver al gordo Thomas contonéandose cantando el estribillo de "Laughing": "My baby says, my baby says We can live in the empty spaces of this life...". Canción del año. Cuestión de carácter, actitud y de entender a las claras qué signfica ser un auténtico punk. "I´m nerd and I like to make music". Tremenda lección de originalidad.