Muchas imprecaciones, arrebatos y quizá por ahí, alguna idea que valga la pena

miércoles, noviembre 09, 2005

Snif, Snif, el caballo Rocinante ya no cabalga




El cierre definitivo de la revista "cultural" Rocinante ha propiciado las habituales lamentaciones inherentes a todo medio de comunicación alternativo al monolítico establishment del periodismo escrito nacional.

Como primer punto, siepre provocará un leve movimiento reprobaorio de cabeza la pérdida de un medio de comunciación marginal, ya que se piensa en el grupo fiel o veleidoso que se sintió representado por la línea editorial del medio fallecido. En esto no hay dos lecturas.

Sin embargo, cosa muy diferente y donde la discusión de pone sabrosa es asistir al despliegue por parte de las cabezas del medio -la revista en esta caso- de las causas, casi siempre externas, de la trágica muerte de tan valiente medio.

Al igual que en el caso de las notables revistas Análisis, Apsi y Hoy, las que fueron desapareciendo escaladamente durante la primera mitad de los noventa, los motivos del cierre pasaron principalmente por una bajísima cantidad de avisaje publicitario, una oscilante suscripción de lectores y, por último, el poco apoyo que recibieron del gobierno en cuanto a subvenciones y posibles préstamos. Este argumento es por lejos el más dicutible: un gobierno debe garantizar la libertad de publicación velando por el ejercicio efectivo de la libertad de información. Tema muy diferente es exigir de la autoridad el financimaiento de tal o cual actividad; esto no es parte de las atribuciones del Ejecutivo.

No obstante, la caída de las revistas antes señaladas dolió y mucho porque el periodismo que allí se incubó dista bastante del deslavado panorama actual. Variedad temática, puntos de vista sustentados en una investigación generosa, inexistencia de caprichos ideológicos, valentía, plumas hidrantantes, frescas y ágiles. Estos fueron elementos fundamentales en el importante registro de esos medios y en la resonancia nostálgica que provoca en muchos aún hoy.

Debo sentirlo, pero con Rocinante no sucedió lo mismo. Desde sus inicios, allá por 1998, el medio estuvo permanetemente más cerca de una revista de recocijo académico que de un medio pluralista y vital en su concepción. Al poco avanzar sus páginas, nos topábamos con los nombres de popes y totéms culturosos e intelectuales, con espacio para diseminar sus válidos pero restrictivos puntos de vista sobre el acontecer nacional, los derechos de los calcetines, o la importancia del agua para la tracción de los botes.


Rocinante jamás fue una revista periodística que poseyese la capacidad de generar una propuesta tanto de contenidos como de estilos capaz de sostener un proyecto interesante y digno de apoyar. Su trabajo siempre se vínculo a darle tribuna a las rancias élites intelectuales nacionales. Abrir paso a los Moulian, Jocelyn Holt, Zurita, para que siguiesen apostrofando a la comunidad con sus languidecentes e incordiosos manifiestos.

La aparición de un medio tan gris y radical como Rocinante, demuestra el patético estado centrífugo de la prensa nacional. Sólo pareciesen posibles publicaciones a ambos lados del charco. La vulgar exfoliación cerebral de la mayoría de los periódicos y por otra, el cegado y antojadizo discurrir sobre si qué es primero, el huevo o la gallina.

En suma, el fenómeno Rocinante debe ser visto al revés: es impresionantes que una publicación de circulación masiva tan cerrada, aburrida y principista pueda haber sobrevivido más de un año. Digamos en defensa del medio, que su perfil no sería tan desmejorado si su origen hubiese estado en la Escuela de Filosofía de tal lugar o en el diplomado de Sociología de la Universidad de Buenas Peras. Pero como revista "periodística" mmmm....

Pero como todo ciudadano con un mínimo de respeto, vayan las condolencias de Mastropiero para los deudos y viudas -no creo que sean muchos- del pasquín que ha pasado a mejor vida.