We bless you Martin
Se lo llevó Martin. Treinta años arrastró la absurda membresía de pertenecer al grupo de directores inmortales que nunca pudieron "sacarle" a la academia el Oscar al Mejor Director.
Ayer, en un intento en que fracasaron obras perfectas como Taxi Driver y Toro Salvaje -¿se puede decir algo aún más elogioso de este par de puntos apartes fílmicos?-, Los Infiltrados sacó la cara. La eterna paradoja. Una película que dentro del canon Scorsese sólo pertenecerá a una tercera división -ahí pasos detrás de After Hours o New York, New York-, logró darle lo que tanto anhelaba.
Por orgullo, por dignidad, por algo de respeto, Scorsese no se podía morir sin un mínimo reconocimiento. Ya había pasado con Kubrick, con Hitchcock ..... mmm, qué vergüenza.
Las razones de la marginación son conocidas. Independencia, ambición de improbable éxito, mala relación con los estudios y con las camarillas que mandatan ese lago de pirañas que es y ha sido Hollywood y, claro, el afán permanente de meter los dedos en las llagas supurantes de una nación moralmente arruinada. Si no, miren a Spielberg que a estas aluras tiene algún ático de uno de sus varios palacetes atestado de estatuillas mohosas con el esmalte ya corrido; pero si hasta Ron Howard tiene una presea....
Martin, desde aquí te abrazamos. Este premio reconforta tu ego de artista grande y también va en rescate de la memoria de los colosos que no pudieron doblarle la mano a la academia como tú lo has hecho anoche, 25 de febrero. de 2007.
Como dijo Jack La Motta "That's Entertainment!"
1 Comments:
ExCelente comentario querido mastropiero!!!
4:25 p. m.
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