Muchas imprecaciones, arrebatos y quizá por ahí, alguna idea que valga la pena

martes, julio 11, 2006

Wouldn't you miss me?



Es cierto que vivía casi en un estado de suspensión animada. No tenemos siquiera la suerte de hablar de un hombre que había logrado superar un letargo de años de confusión, que tuvo finalmente una segunda oportunidad de recuperarse y demostrar que aún albergaba en su mente ruinosa por lo menos algo de la belleza que nos deparó antaño. No, lamentablemente este no es el caso. Syd Barret, el genio musical piscodélico, el mismo loco maravilloso que un día se extravió para siempre en las profundidades de una mente hecha pedazos por el ácido y la esquizofrenia latente, murió en la casa de sus padres en Oxford a los sesenta años, por causa de un cáncer.

Durante treinta años, Barret vivió en el silencio de la postración, envejeciendo sin matiz alguno y ya sin recordar siquiera que él alguna vez fue un artista, un pionero, y que en un mundo en el que ya no podía colocar la vista su influencia se expandía extraordinariamente.

Es una noticia que estristece principalmente por esto. Porque no podamos despedir a Syd como un genio en actividad o como alguien que pudo mantener su legado vivo hasta sus horas postreras. Su lucidez ya se había apagado hace tiempo y su deceso es sólo el momento más idóneo para bajar la cabeza y rumiar el desperdicio que significó que un tipo como él echase por la borda tanto tiempo y que él ni siquiera se enterase de algo más que ir a depositar la basura al cubo de desechos.

Pero también es preferible recordar su época como magnífico prestidigitador, su corta y deslumbrante gloria. Esa que le hizo decir a John Lennon allá por 1967 en el porche de los estudios EMI en Londres, mientras los periodistas le preguntaban de qué se trataba el Sgt' Peppers: " Si ustedes preguntan por lo que se está grabando aquí, debería ser por lo que un banda está haciendo en el estudio contiguo al nuestro. Es algo increíble". Y también recordar que "The Piper at the gates of dawn", no ha perdido un ápice de color y alucinación después de casi cuarenta años, permaneciendo aún como una obra reveladora y poderosa.

Sus breves andaduras como solista siguen en pie como el acta de fundación de todo el folk-rock intimista, enfermizo y lúdico que ha dado sentido a las carreras de tipos como Julian Cope, Robyn Hitchcock o Devendra Banhart. ¡¡¡Cuánto le deben a Syd muchachos!!!

Sus canciones, sus enormes invenciones resuenan demasiado este día en que ha partido grismente quien una vez fue un diamante loco de brillo cegante. Sí Syd, te echaremos de menos....

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

mastropiero ,que en otro tiempo se te conocio como arnold lane, amigo,creo que es el momento de volver, por lo menos por un tiempo a retomar la epigrafe que te acompaño en tus anos mas furibundos de soledad e incomprension, en el fondo
siempre estaremos
irremediablemente
solos.

12:02 p. m.

 
Blogger Johann Sebastian Mastropiero said...

Querido Billy, es una pérdida estremecedora la de Barret. Todos quienes hemos vivvido gracias a su música lo despedimos como un genio de triste desenlance pero legado inmortal.

Arnold Layne

12:13 p. m.

 
Blogger Ernesto Salgado said...

Comenzaba yo recién a salir de mis límites de beatlemaníaco fundamentalista, recién a escuchar a los Kinks. Cuando se presentó ante mi atónita mirada, algo así como un cuco.

Se veía sólo su silueta. De brazos abiertos, con alas psicodélicas colgando, presentaba temas del Piper at the Gates od Dawn en un programa inglés parecido al Una Vez Más. El Raúl Matas de ese programa estaba aún más aterrado y compungido que yo ante el despliege de sonidos esquizoides.

Años más tarde y con harto Piper y marihuana recorriéndome las venas, la noticia del fallecimiento de aquel espectro me desarma por completo. No tenía idea que la muerte también alcanzaba a los espéctros de éter, como evidentemente lo era Syd Barret.

¡¡Bon Voyage, Baby Lemonade!!. Transfigurado ahora, en sombras, luces y sonidos cósmicos, cruzando la galaxia.

2:46 p. m.

 

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