Muchas imprecaciones, arrebatos y quizá por ahí, alguna idea que valga la pena

jueves, julio 06, 2006

Stranger than Jarmusch


Creo que fue Sam Shepard el que dijo que el cine de Jim Jarmusch, así como las canciones -sobre todo las primeras- de Tom Waits y las novelas de Richard Ford, nos dan cuenta de espacios -él aludió a Nortemérica específicamente- donde se desenvuelve una casta de seres desarraigados y desesperados ocultos de la lectura diaria de las actividades humanas. Los tres artistas han desarrollado una particular predilección: tender un puente a través de la opacidad y la convención, accediendo a un microcosmos donde la absurda y concentrada belleza de las luchas cotidianas mana a borbotones.

Por favor no hables en húngaro
Stranger than paradise fue la segunda película de Jim Jarmusch y no es sólo un clásico del cine norteamericano urbano como lo son "Midnight Cowboy"" o "Taxi Driver" sino un mestizaje explosivo e inédito del devenir de los híbridos que sólo la industria del entretenimiento gringo ha sabido manufacturar. Un lúcido comentario dice que "Stranger than Paradise" parece una comedia actuada por Buster Keaton, con guión escrito a cuatro manos por Samuel Beckett y Jack Kerouac, dejando la dirección bajo Andy Warhol.

Además, su maestría radica en la comprensión excitante de vidas en los confines del mundo conocido, leit motiv per se de Jarmusch. Una hisotia de argumento y factura inauditamente simples, con una capacidad, por ejemplo, de captar el clima confuso y babélico de transplantados -húngaros residentes en norteamérica que parten de la engorrosa encrucijada de no ponerse de acuerdo entre sí sobre si se comunicarán en inglés o en su húngaro natal.

El relato se deshilvana y fragmenta, y en medio de esa descomposición surge la extravagancia de la chica que escucha por la calle en su radio portátil al loco de atar de Screamin' Jay Hawkins; la tia cascarrabias que gana todas las partidas de póker al amigo de su sobrino; o los tunantes apostadores que viajan desde la congelada y fantasmagórica Ohio hasta la cálida Florida, perdiendo todo su dinero ganado en una mano de cartas en una carrera de galgos. Son todas escenas donde la afilada y oscura comicidad es el reverso de la levedad y permanente sensación de fractura que atraviesa las relaciones de los personajes.

Si alguna vez tuvo sentido hablar de cine independiente, acerado en su enfoque hacia los escondrijos de la fauna humana, económico en sus métodos y arrobador en su resultado, Jarmusch tuvo la palabra con esta obra de profundidad aún enigmática y recompensante. Cuando el cine muestra su esencia: reconstruir con materiales corrientes un delicioso pórtico por donde la vida escape hacia nosotros.

1 Comments:

Blogger Jorge Saavedra said...

¿Que te parece "Dead Man"?... Neil Young y sus adecuadas guitarras interprentando ese tono criptico que visualiza más la obra de Jarmusch.

Por estos días espero ver "Broken Flowers".

Pégate una vuelta por mi Blog que siempre hay sorpresas.

11:34 a. m.

 

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