Muchas imprecaciones, arrebatos y quizá por ahí, alguna idea que valga la pena

miércoles, septiembre 06, 2006

Nicanor Parra S.A.I.C


Cuesta poco sorprender a la ciudadanía chilena. Un perro con el culo caído y un poco de arestín hasta ameritaría un late show. Y esto se lo sabe como rezo, o más bien como fórmula cuántica, ese viejo zorro de Nicanor Parra. Quizá a fin de cuenta eso que él ha llamado durante más de cincuenta años la antipoesía, sea hoy un concepto que nos dice algo así como “simulacro de arte, simulacro de risas, simulacro de irreverencia”. Un término de márketing, un eslogan publicitario tal como “la sed es todo, obedece a tu sed” o “da confianza”.

Obras públicas, su última exposición, apañada con bombos, controversia de baje estofa y harto polvo de hornear para que la masa cunda, muestra que Nicanor ya está muy poco interesando en remecer algo sino simplemente en dejarse abrigar en ese cálido manto que lo inviste como nuestro patriarca loco de la poesía, un mito viviente que con solo echar sus canas en un tarro de leche concitará la atención que ya se quisieran escritores de medios y carisma inferiores.

Le han dado duro, eso sí, no se las llevado peladas. Los esteticistas critican el montaje, que no tiene concepto, que es casi una instalación hecha por estudiantes de enseñanza básica, que son todos desechos absolutamente “pasados por agua”, “que apenas dan para sketch” y que patatín y patatán.

Todos sabemos que la crítica de salón poco importa cuando el triunfo ya se ha dirimido, está en la calle y ya comienza la fiesta. A la gente la exposición le gusta, hay cosas que no entiende, otras que le pueden parecer hasta aburridas y absurdas, pero hay una atmósfera de solemnidad, de enaltecimiento propio -al ingresar a la explanada- que nos reclama respeto y admiración cómplice frente a la bacinica con tapa de olla refrendada con una talla fomísima garrapateada en un papelógrafo atorrante. Es cultura, según se nos dice, y nadie le puede negar al pueblo su día anual de encuentro con la inspiración del vate, por dudoso o senil que éste sea.

Don Nicanor, usted ha escrito cosas del porte de un buque pero de ésta no pasa indemne. Nos ha vendido la pomada fresca y bien envuelta y se la hemos comprado completa. El establishment culturoso concertacionista, el esnob parriano, el padre de familia que no tiene nada mejor que hacer un domingo que ir a ver con su prole sus boletos de micros y zapatillas rajadas como pseudos símbolos de poética urbana. Todos le llevamos el amén a sus instalaciones “disparratadas”, como dijese la Presidenta. En fin, se las sabe usted por libro. Pero en sus Obras Públicas, me perdonará usted, hay tanta impenitencia como en tomar cerveza de la botella. A otro parra con ese hueso.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

mucha farándula y medios comunicacionales livianos, nos tienen acostumbrados a los espectáculos baratos y convencionales. naturalmente cuando aparecen estos actos "rupturistas" inmediatamente se valoran, independiente del real aporte.
bueno, de todas formas soy de viña y no he visto la exposición.
a todo esto, que bueno el video de kuti que pusiste más atrás.
muchos saludos

3:21 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Parra es sorprendente. Tiene una complejidad en sencillez de sus obras que perturba.
Acá en tu texto entramos nuevamente al cuestionamiento bizantino que trata de poner una pata en la tierra para definir el arte... ¿que esh el artesh?. Uf.. definirlo es cosa de convenciones.
Lo que no tengo dudas es que Parra es un artista de tomo y lomo, pero es en su escritura donde realmente lo siento.
Los montajes, instalaciones, performances y todas esas shit de las que se cuelgan los artistas plásticos para generar situaciones trascendentales en eltiempo espacio... me enferman.
Tal vez no he vivido tanto, tal vez el arte moderno no sea mi veta, tal vez sea estúpido, tal vez el artista no haya estudiado tanto arte moderno... etcaetera. Pero no engancho.
Posiblemente sea mi punto el arte kinético, donde el chileno Siña y sus esculturas lumínicas me fascinen por la tecnología y el trabajo de investigación palpable en la obra. Parra es mas simple.
Después de mis pequeñas divagaciones podría concluir pobremente que Parra es un chanta, que se las lleva peladas por tener un Apellido, amigos, un background que le permite, cual Jodorowsky, tirarse un peo metafísico... pero una pequeña lectura me perturba:
Joseph Goebbels, el padre de la publicidad, ministro de propaganda de los nazis y némesis laboral de Leni Riefenstail, planteó 11 principios de la propaganda. Parraperfectamente, en su calidad de artista seudo popular cabe dentro del principio quinto: El Principio de la vulgarización. "Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar".

Mi opinión es que Parra es demasiado pillo.

10:52 a. m.

 

Publicar un comentario

<< Home