Muchas imprecaciones, arrebatos y quizá por ahí, alguna idea que valga la pena

jueves, agosto 24, 2006

¨I be an african man original¨


El león de Lagos. Bestia de raza, músico vitriólico e hinchabolas único. Fela Anikulapo Kuti es quizá el mito más incendiario de la música popular africana.

Nacido en Nigeria en 1938, su vida no dista de otros artistas impenitentes contemporáneos suyos. Cuna burguesa, padres cultos y con motivaciones intelectuales, labraron en Fela una profunda mirada que albergaba un concepto que él llamó panafricanismo: asumir un nuevo vehículo artístico que se hiciese cargo de la situación misérrima de su tierra, escuchando la tradición ancestral pero manteniendo un ojo puesto en el resto de la música afroamericana que daba vueltas al globo.

Constantes viajes de juventud por Londres y Los Angeles, estudios de arte y amistades de grueso calibre, Ginger Baker de Cream fue uno de sus más fervientes promotores, allanaron la ruta. Fela ya a fines de los sesenta era un émbolo deslenguado listo para fraguar una aventura en que la política, la excitación tribal y la irreverencia en el único sentido que es posible entenderla, se dieron cita en un manifiesto hecho vida.

¨Teachers don't teach nonsenses¨



Muchas veces se compara a Fela con Bob Marley, pero la comparación es bastante asimétrica. No obstante ambos portaron un emblema estético, Marley con el reggae y Fela con el afro beat, Kuti fue un activista que le pateó las bolas a las permanentes dictaduras nigerianas donde más les dolió. Fundó una propia República independiente dentro de Nigeria, Kalakuta, y recibió el vómito represivo de los militares una y otra vez.

Su música siente este febril grito de ruptura, de conciencia marginal y de belleza mestiza. Sus textos, jamás contemplativos, siempre virulentos, sarcásticos y enfurruñados, unas veces en pidgin -inglés travestido de jergas negras- y otras en dialectos de la zona, apoyan una obra mayor de un tipo que se las traía y muy en serio.

Este video, tomado de una presentación en Corea de principios de los ochenta, es un ejemplo de la hechicería Kuti: más que una canción, esto se acerca más a una ceremonia vudú al son de coristas, bronces, pulsión rítimica imparable y latigazos del predicador Fela. An african man.