Muchas imprecaciones, arrebatos y quizá por ahí, alguna idea que valga la pena

martes, mayo 15, 2007

Pronóstico: absolutamente despejado


What a day for a daydream, decía John Sebastian de los Lovin Spoonful hace ya más de cuarenta años. Y ante la expectativa inmensa de un nuevo disco de Wilco, que hoy ha sido satisfecha, no queda otra que lanzarnos al ensueño. No es asunto secreto el que Wilco sea una de la agrupaciones que tira con mayor énfasis y autoridad del carro, cada vez más destartalado, del rock.


Desde que en 1996 la cabeza de Jeff Tweedy se destapara en un disco miembro de una división escasa, donde solo se pueden contar al Exile on Main Street de los Stones y el Manassas de Stephen Stills, no hemos podido salir del asombro. Un bloque donde todas la músicas norteamericanas utilizadas en la era pop descansaban en canciones demasiado precisas e inspiradas como para hablar de un registro de los noventa. Eras los tiempos de Being There, ese mazacote increíble.

Y el camino posterior fue ejemplar. Vino Sumerteeth, su gran distinción en el pop, y dos álbumes que serán recordados por muchísimo tiempo: Yankee Hotel Foxtrot y A Ghost is Born. En pocas palabras, Wilco probó con estos elepés su capacidad inapelable de generar canciones extraordinarias independientes que su estructura y estética se fracturase y replantease pista tras pista, con resultados siempre gratificantes.

A tres años de la conmoción provocada por A Ghost is Born, Wilco ha preparado un nuevo asalto a su propia gloria y regresa a su ortodoxia y canon.

¿Reiteración, falta de ideas? Rotundamente, no. Sky Blue Sky es un retorno a casa después de un viaje doliente pero recompensante por parajes espinosos; se consigue sabiduría, con mayor calma a cuestas y con una sagacidad propia sólo de los que han sido puestos a prueba en el límite.

Es difícil escuchar en alguna otra parte canciones tan trémulas y emotivas como las que Wilco infiltra en su nueva obra. Están, claro, los recuerdos del Harvest de Neil Young, de las primeras andanzas de The Band, de McGuinn y sus Byrds más reconcentrados; hasta algo de Álbum Blanco con dirección Lennon, que nunca les ha faltado. Y es Jeff Tweedy quien teje con lana dorada este precioso paño.

Clásico, notable. Madera genial